Nuevas colecciones de la Concha de Santiago · St. James Shell new Collections

Santiago de Compostela es uno de los tres lugares de peregrinación más importantes de la cristiandad, tras Jerusalén y Roma. Son muy diversos, a día de hoy, los motivos por los que se inicia la peregrinación a Santiago siguiendo alguna de sus caminos. Inicialmente la peregrinación la motivaba un acto de fe cristiana pero a día de hoy la motivación puede ser una promesa, una ofrenda, una penitencia, una forma de descubrimiento interior o simple y llanamente, por turismo (muy enriquecedor para cuerpo y alma, todo hay que decirlo).

En los últimos siglos del máximo auge de la ruta Jacobea (siglos XIV y XV) nace otra modalidad de peregrino, una especie de peregrino que hacía el recorrido por encargo de una tercera persona que por algún motivo no podía cumplir con ese deber. A estos peregrinos se les conocía con el nombre de “Palmeros” o “Bordoneros“, pues solían portar bien un ramo de palma, los primeros, bien un bordón, o bastón de la persona que les hubiera encargado semejante tarea.

El aspecto del peregrino fue evolucionando con el tiempo hasta adquirir su imagen final y fácilmente reconocible consistente en una larga capucha, con una bolsa de piel sin ataduras con la que representa la generosidad hacia los otros peregrinos y compañeros, un bastón (o bordón) con punta de hierro, con la doble función de servir de apoyo y defensa contra atacantes o alimañas que podían acechar en cualquier recodo del camino, una calabaza hueca que hiciera las veces de recipiente en el que transportar agua fresca y que habitualmente se representa colgada del bordón y una concha de venera (vieira, en Gallego). Por lo general la concha era un accesorio que tan sólo deberían portar aquellos peregrinos que ya hubieran alcanzado su meta, Santiago de Compostela y que ya estuvieran de regreso a su lugar de procedencia. Ésta recibe el nombre de “Pecten Maximus” y simboliza la generosidad, una virtud que desde el momento en que había alcanzado el final del Camino, debería acompañarle el resto de sus días. En la forma de la concha de venera (vieira), se quiere ver una mano abierta, símbolo de tal generosidad.

Sin embargo hay más explicaciones para explicar el origen de la concha de vieira como un símbolo del Camino de Santiago.

El origen del símbolo de las conchas en la tradición Jacobea. La palabra “vieira”.

En Galicia no se llama venera al molusco, sino que este recibe el nombre de vieira. Se denomina venera a las cruces que los caballeros de las órdenes militares lucen orgullosos sobre su pecho.

La concha es un vaso natural perfecto que se supone haya sido usado siempre por los viajeros. Los peregrinos que llegaban a Santiago de Compostela las recogían para emplearlas como utensilio y beber confortablemente en los manantiales y ríos en el camino de regreso. Con el tiempo se fue convirtiendo en un símbolo de la peregrinación, pues todo el que regresaba lo hacía equipado debidamente con una de esas conchas de venera.
En gallego camino es “vieiro” y el razonable parecido de la palabra venera con el vocablo gallego, contribuyó a que a este molusco se le terminase denominando “vieira”.

En el  «Códice Calixtino» se registra el significado de las conchas de vieira y el hecho de que los peregrinos las prendan a sus capas para mayor gloria del apóstol.

Conchas que protagonizan milagros

Según relata el “Liber Sancti Jacobi” a un caballero se hinchó la garganta literalmente como a un “odre lleno de aire”. El desafortunado protagonista de la historia pidió que le diesen una concha de Santiago, pues de Compostela era la procedencia de éstas. En cuanto hubo tocado su garganta con la concha, desapareció la inflamación de forma inmediata.

El Caballero de las Conchas

Esta es la principal leyenda en torno al Apóstol Santiago en la que las conchas gozan de un gran protagonismo. La ubicación de los acontecimientos, anacrónicos por completo, no está clara. Hay quienes la sitúan en las costas de Portugal y hay quienes lo hacen en las costas de Galicia, más concretamente frente a lo que en la actualidad es la Marinera Villa de Bouzas, en el término municipal de Vigo. Ambas versiones se atribuyen así mismo el origen de la concha de vieira como símbolo del Camino de Santiago.

La versión de la leyenda frente a las costas de Portugal.

Tras haber sido degollado el apóstol, sus discípulos depositaron su cuerpo en una barca de piedra y procedieron a trasladarlo por mar desde Jaffa a Padrón, una localidad próxima a Santiago. En el instante en el que la barca está frente a las costas de Portugal, está teniendo lugar una justa, un torneo de armas (este hecho es totalmente anacrónico). Uno de los caballeros que está participando en el torneo es arrastrado al mar por su caballo desbocado. Todo hacía pensar que el caballero se ahogaría, pero el milagro que tiene lugar, y se atribuye sin género de dudas al apóstol cuyo cuerpo yace en la barca de piedra en su viaje hacia Santiago, deja boquiabiertos a los allí presentes.
Contra todo pronóstico,caballo y caballero emergen entre las olas cubiertos de arriba abajo por vieiras.
Basándose en este relato los blasones de los Vieiras portugueses y los Rivadeneiras gallegos, de quienes se dice son descendientes del protagonista de esta historia, lucen conchas de vieira.

La leyenda en su versión frente a las costas gallegas.

En esta versión, interesada, como todas, y con la que me quedo, por proximidad geográfica y por que me da la gana, es una variante de la portuguesa.

En esta leyenda se especula con la posibilidad de que la villa de Bouzas, en Vigo, hubiera sido el primer puerto de Galicia y por lo tanto español, en haber tenido algún contacto con los restos del apóstol. A este lugar llegaron una pareja de jóvenes, de importantes familias, a celebrar su boda.

El novio y su familia procedían de Gaia, en Portugal, y la novia de Amaia, en Galicia, España. Al ser Bouzas el punto intermedio en tre ambas localidades, se decidió que fuera el lugar donde celebrar la boda.

Uno de los juegos con los que se entre tenían consistía en “abofardar”, un juego de destreza consitente en lanzar al aire una bofarda (lanza) y recogerla mientras se galopaba antes de que estas alcanzasen el suelo. Cuando el novio, que participaba en el juego, lanzó su bofarda, vió como, arrastrada por el viento, se desviaba hacia el mar. No estando dispuesto a perderla, sin duarlo, cabalgó hacia el agua con la intención de no perdarla. Pero lo único que consiguó fue que tanto el como su montura se hundiesen en las aguas de la Ría de Vigo, ante el estupor y desesperación de todos los presentes al ver que no salía del agua. El tiempo transcurría y no daban señales de vida, ni caballo ni caballero.

En ese momento los angustiados presente vieron como llegaba un barco que navegaba precisamente sobre el lugar en el que el caballero había desaparecido. Una vez el barco hubo pasado, emergieron, milagrosamente, caballo y caballero cubiertos completamente por conchas de vieira. Los tripulantes de la nave, en la que viajaban los restos del Apóstol Santiago, levantando la mirada al cielo, exclamaron: “Verdaderamente quiere Jesucristo manifestar ante ti su poder para bien y honra del vasallo que llevamos en esta nave a dar cristiano enterramiento. Quien a Santiago desee servir deberá visitarlo allá donde fuese enterrado llevando conchas como esas de las que tú estás cubierto”.

Y de ahí la tradición de las conchas de vieira en el atuendo de los peregrinos.

Fuente: http://declickenclick.com

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